martes, 18 de septiembre de 2012

Las visitas virtuales y su valor como recurso didáctico

La enseñanza de la Historia del Arte y de otras asignaturas relacionadas con ésta se ha realizado, tradicionalmente, usando diapositivas y video como material básico de apoyo visual, con el complemento de libros, maquetas, líneas del tiempo, etc. Sólo en ocasiones esto se suele complementar con visitas a museos, exposiciones o conjuntos monumentales para reforzar los contenidos, y las razones para ello son varias: desde los horarios de clases, que pueden no coincidir con aquellos en que se pueden visitar los sitios artísticos y/o arqueológicos, hasta las distancias entre los mismos y las escuelas, pasando por los costos de las visitas (transportación, entradas), los requerimientos administrativos para llevarlas a cabo (permisos) o la logística a seguir debido al tamaño de los grupos, por mencionar sólo algunas condiciones limitantes.

En este sentido, Internet ha abierto muchas puertas para que los docentes dispongamos de muchas posibilidades para poner a nuestros alumnos en contacto con el acervo de los museos, así como con ferias, exposiciones temporales, subastas, bases de datos artísticas, noticias de actualidad sobre el mundo del arte, etc.

Específicamente, quiero referirme a una herramienta que me parece excelente para ayudarnos en nuestra labor: las visitas virtuales, que considero necesarias y trascendentales sobre todo si pensamos en lo difícil que puede ser sustituirlas por la asistencia real a espacios artísticos ubicados en lugares lejanos. Para muchos maestros y estudiantes este recurso puede ser la única forma de acceder a los fondos de los principales museos del mundo o de conocer, al menos virtualmente, el patrimonio arquitectónico y arqueológico de otros países. 

Las visitas virtuales utilizan fotografías panorámicas esféricas para permitir al espectador observar el espacio fotografiado en 360°x180°, es decir, en todas direcciones, como si se estuviese en el lugar.




Vista de la Capilla Sixtina en el Vaticano (Roma, Italia)
 
Las visita virtuales a lugares de interés artístico y arquitectónico tienen muchas ventajas al ser utilizadas como un recurso didáctico:
  • Posibilitan el acceso a sitios donde no todas las personas que están viendo la página podrían entrar en realidad por encontrarse lejos o por cualquier otra razón. Es decir, permite visitar el espacio sin necesidad de desplazarse hasta él.
  • El acceso es gratuito y se puede ingresar a cualquier hora del día, así como las veces que se desee.
  • Ofrecen una vista verosímil y natural de los sitios, dando al espectador la sensación de "estar ahí".
  • Se facilita el acceso directo a la información relacionada con el espacio, las colecciones, etc.
  • Son una forma fácil, divertida e interactiva de ver un espacio en todas direcciones con sólo mover el ratón.
  • Permiten la apreciación de detalles que pueden resultar difíciles de ver mediante la fotografía convencional, e incluso en vivo.
  • A nuestros alumnos, que son "nativos digitales", les llaman la atención por su gran atractivo visual y alto nivel de interactividad, pues se les ofrecen además actividades alternativas como foros, chats, juegos, etc., que favorecen la implicación y participación del usuario para hacer de la "visita" algo memorable y propiciar que se repita.
  • Se hace posible, incluso, el intercambio de ideas e información con el personal del lugar.
  • La visita virtual permite planificar una posible visita real al sitio.
 
Sala del Museo Thyssen Bornemizsa (Madrid, España)
 
No obstante, hay que reconocer que las visitas virtuales pueden tener ciertas limitaciones, la mayor de las cuales es que, ciertamente, no es posible equiparar esta herramienta con la asistencia en vivo al lugar en cuestión, pues las sensaciones no son las mismas. La experiencia que supone el contacto directo con un entorno histórico o artístico, o con las piezas o colecciones del mismo, es una vivencia insustituible. Cuando nos desplazamos al sitio, sea un museo, una zona arqueológica o un conjunto arquitectónico, no sólo se trata de ir a ver cosas de valor incalculable por su belleza, antigüedad, unicidad u originalidad. Hay que tener en cuenta también el entorno envolvente del lugar, el movimiento que realizamos al recorrer las diferentes zonas o salas, la posibilidad de detenernos en determinadas ocasiones para observar y analizar algún elemento... Las cosas no funcionan igual en la visita virtual; sin embargo, ésta puede servir para que los estudiantes conozcan las obras artísticas y se familiaricen con ellas. 
 
Otra de las desventajas que se señalan con relación a las visitas virtuales es que para ellas se requiere no sólo de una conexión a Internet, sino también de habilidades mínimas para manejar una computadora, lo que limita el acceso de muchas personas a esta interesante opción de enriquecimiento cultural.

 

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